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20 de enero de 2007

Memorias 2004: Imaginar una entrevista contra las normas del olvido

Foto: Rogelio M. Díaz Moreno

Ediciones La Memoria, del Centro Cultural “Pablo de la Torriente Brau”, presentó este jueves los libros de su premio Memoria. Entre los más solicitados por el público estuvieron Camila y Camila, de Mirta Yáñez, y La imaginación contra la norma. Ocho enfoques de la república de 1902, compilación de entrevistas de Julio César Guanche.

Contra las usuales interpretaciones superficiales y la escasa publicación de investigaciones serias sobre el período entre 1902 y 1958, Guanche se propuso convocar las voces de estudiosos que hubiesen explorado diversos campos de ese período. Es así que, con gran vocación de diálogo intergeneracional y persistencia, surge La imaginación contra la norma: ocho entrevistas sobre otros tantos temas específicos, todos circunscritos al mal llamado “Período Republicano”.

No decimos “mal llamado” por error, como bien afirma Aurelio Alonso en su prólogo, el término de República se ha manipulado sistemáticamente para designar la vida política de las seis primeras décadas del siglo XX, como si no hubiésemos tenido cuatro constituciones antes de 1902 y –peor– como si no estuviéramos dentro de un proceso democrático desde 1959. Contra ese concepto, y contra la pérdida de la memoria, llegan las conversaciones con siete conocidos especialistas y un misterioso personaje.

Es así como las palabras de Berta Álvarez Martens, Ricardo Luis Hernández Otero, Delio Carreras Cuevas, Fernando Martínez Heredia, Julio A. Carreras, Tomás Fernández Robaina y Oscar Zanetti se suceden en un mosaico que ayuda a componer una imagen de la República Dependiente (me gusta esa fórmula de compromiso, la dijo Aurelio Alonso en su presentación) mucho más compleja y llena de meandros por investigar que la que nos presentaron en la escuela. A lo largo de estas páginas no se echa de menos el tono coloquial, ello impide a la aridez enseñorearse del ámbito reflexivo, acaso se deba esto a que Guanche no es periodista ni historiador, sino que ha llegado a ambos oficios de manera autodidacta.

El octavo entrevistado, según la introducción del autor, estuvo marginado por décadas de la vida cultural por la demencia –como Milanés–, pero con una renacida lucidez y magnífica memoria puede hablar sobre Pablo de la Torriente Brau, su amigo entrañable. Acaso sea la entrevista de Juan Orlando Pérez –no, no confundir con el corresponsal de CubaLiteraria desde Londres– la más significativa para mí en términos personales: Pablo de la Torriente Brau, su vida heroica, su literatura irónica y trunca, es uno de mis íconos personales. De ese Pablo íntimo, sencillo y consecuente con sus ideas marxistas sin perder la capacidad para la ternura o el asombro, nos habla este anciano detenido en el tiempo por su encierro voluntario y que, acaso por permanecer en el pasado, no puede juzgarlo.

Es útil y justo el diálogo que evoca y explica, es imprescindible que los que saben nos dejen una herencia lúcida y contradictoria, en la que nos podamos reconocer. Julio César ha puesto su granito de arena. Enhorabuena.

Publicado por primera vez en el sitio de la Feria Internacional del Libro de Cuba (XIII edición, 12 de febrero de 2004 (http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/)

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