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7 de enero de 2014

Médicos cubanos: ¿Casa, carro y Varadero?

¿A qué hará referencia el autor (o sea, yo), con el título de este libelillo? ¿A unas aspiraciones aburguesadas? ¿A unas ideas subversivas para hacerle daño a algo?
 
Hay que empezar por notar algo muy interesante. Adquirir comercialmente alguna de estas tres opciones estaba prohibido hace poco, incluso para el cubano que reuniera el dinero de alguna manera honesta. Lo de alojarse en un centro turístico tenía su ironía adicional, porque hasta la Constitución asentaba el derecho pero, en la práctica… ya se sabe. Así que hace unos meros siete u ocho años, estas ideas eran todas muy complicadas.
 
Ahora, miren qué maravilla y cómo cambian los tiempos, ya son del todo legales. Justamente, cuando tengo entre las manos un libro que tiene una relación de lo más interesante con dichas posibilidades.
 
 
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El texto en cuestión fue producido por la editorial cubana Ciencias Médicas, y tiene el farragoso título de Fundamentos políticos ideológicos de la salud pública revolucionaria cubana. Sí, porque los que me conocen saben que yo no ando con citas de fuentes "del enemigo". Esta es una compilación elaborada por el Profesor Dr. Francisco Rojas por "la necesidad de explicar a los alumnos de posgrado en materia de salud pública", los fundamentos que ya ustedes leyeron. Uno de los objetivos que tiene, reza el texto, es el de contribuir al estudio del pensamiento de Fidel Castro.
 
Así que vamos a contemplar cómo se relaciona este pensamiento con los médicos cubanos y la cuestión, ahora muy en boga, de pasar vacaciones en balnearios y comprar carros y casas. Resulta que el libro de marras contiene, entre otros materiales, la intervención de quien en 1961 fungía como Primer Ministro del Gobierno, al dar las conclusiones de la Reunión Nacional de Médicos celebrada en aquellos momentos.
 
"Uno de los problemas que tienen los médicos" decía Fidel, "es el de las casas", y lo señalaba como uno de los problemas a resolver. "... se discutió con la Reforma Urbana, con la CTC, destinar un número de viviendas para los médicos. Se había pensado en la posibilidad de construir […] de las casas disponibles, separar una parte para los médicos […] atendiendo todas las necesidades".
 
Muy bien. Leamos ahora sobre el tema de los carros.
 
"Otro problema de los médicos es el problema del transporte. Tiene dos aspectos: uno, el del que tiene máquina; entonces ese tiene el problema de las piezas. […] Otro más que puede hacerse: para el que no tiene automóvil y quiere comprarlo. […]  Durante una etapa tenemos que ir haciendo una distribución para los que lo necesitan y que no tienen, y con alguna prioridad según las necesidades de ese médico."
 
Y, poco más adelante, "es lógico que se de preferencia al médico de acuerdo con su trabajo. Son cosas que podemos y que debemos hacer".
 
Yo no soy exactamente un médico, aunque trabajo con los médicos. Y que conste que no soy un fanático del vehículo individual y prefiero un buen sistema de transporte público, pero palabra empeñada ¿no es palabra sagrada? ¿Y qué tal atender también, por qué no, al problema de descanso vacacional en un lugar bonito?
 
Al respecto, dijo Fidel: "¿Qué más podemos hacer por los médicos? […] preparar un centro de recreo y descanso para el sector médico. […] Pueden ir a ese centro por premios, en algunos casos; y otros por decisión voluntaria de los propios médicos y sus familias, a pasar las vacaciones o los días de descanso" y explicó que se destinaba al respecto, un reparto residencial en Varadero "bien para estimular ciertos casos a determinados médicos, por el Ministerio, bien porque deseen ir allí. ¿Condiciones para el que quiera ir pagando?: que sean económicas. Hemos estado discutiendo precios muy económicos para que cualquier médico pueda ir con su familia y alquilar alguna de aquellas casas." (Sic)
 
Y de que la cosa no se iba a limitar a los médicos presentes en la reunión, ni en el país en aquellos momentos, habían dado fe unas frases pronunciadas anteriormente: "Yo creo que todos estamos haciendo por todos, y todos tenemos el deber de ayudarnos y trabajar para mejorar el país, lo cual será el mejoramiento colectivo también. Pero los aspectos son halagueños para el médico, para el actual médico y para el médico que se va a graduar, para el estudiante, para todos son halagüeñas las perspectivas" (Sic)
 
Bien, ahora un poco de contexto, que no se debe obviar al enfocarse en unos puntos tan estrechos en un momento tan lejano. En aquellos momentos, en el año 1961, muchos elementos del régimen anterior se mantenían vigentes, por ejemplo, el pago de la atención médica, con sociedades mutualistas y ese tipo de cuestiones. Alrededor de la mitad de los médicos se había marchado del país, al escoger al otro bando en la lucha de clases magnificada con el triunfo de la revolución de 1959. Retener a los que quedaban con algunas ofertas era una necesidad y, además, quedaban tan pocos que cumplir las promesas no iba a ser tan oneroso.
 
De todos modos, se supone que los países avancen, no que retrocedan, y si de algo ha blasonado nuestro gobierno, ha sido el de la "excelencia del sistema de salud cubano". Hay ahora cerca de 20 veces más médicos ahora que entonces, pero ¿no debería haber crecido toda la economía, toda la sociedad? Ahora también hay, por ejemplo, muchos más hoteles y villas turísticas que en 1959. En aquel momento, el principal ingreso de Cuba era la exportación de azúcar, y ahora son, justamente, los servicios de decenas de miles de estos mismos médicos, paramédicos, técnicos de la salud, en misión por el extranjero. Cada uno de estos le reporta al estado cubano, una ganancia de alrededor de 40 mil dólares al año; y recibe una fracción ínfima de esta suma.
 
Con la esperada elevación del salario al sector de la salud este año, apenas recuperaremos el bien menguado poder adquisitivo que teníamos a principios del nuevo milenio, bastante más depauperado todavía, desde entonces, por la inflación. Seguiremos en nuestros puestos de trabajo, ahora, por un salario de 30 y pico o 40 dólares al mes, en vez de 20, en medio de unos precios estratosféricos para cada alimento o mercancía. El fin de las prohibiciones de comprar "casas, carros y hotel" a los precios puestos, ya sea por el mercado o por el estado, es para nosotros un tema para conversación sobre utopías inalcanzables; promesas de prosperidad tan vacuas como las que, según nos enseñaron, hace el capitalismo. Promesas que, por más que aparezcan en un viejo libro de Fundamentos políticos ideológicos..., en este insólito nuevo modelo de "socialismo" que nos tratan de vender, solo conservan el fundamento de un chiste de mal gusto.
 

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