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1 de abril de 2015

Venezuela, primavera del 2015

Recientemente, el Observatorio Crítico recibió y divulgó la solicitud de solidaridad con una familia venezolana, la del compañero Alcedo Mora, desaparecido desde el pasado mes de febrero. Sentimos el orgullo del cumplimiento del deber, por esta elemental manifestación de apoyo a una familia, a los colectivos hermanados en la lucha mundial por alcanzar justicia y humanidad para todas las personas.
 
Como en demasiados otros temas, sobre Venezuela apenas disponemos de muy poca información. Una fuente es la información que filtran aquí cuidadosamente los medios oficialistas del estado cubano; otra, cuando ocasionalmente se nos presentan los materiales de la contrarrevolución. La contrarrevolución de allá de Venezuela o la de acá de Cuba, que son más o menos iguales. Rara vez disponemos de información objetiva y realista.  Con materiales tan precarios, se dificulta comprender cabalmente un tema tan complejo. Aun así, aspiramos a que nuestro posicionamiento haga honor a nuestros principios de promoción del respeto a la dignidad plena del ser humano, de oposición a los totalitarismos, de fomento a la creatividad libre, solidaria, ecológica, de todas las personas.
 
Me pareció oportuno contribuir con más criterios en pro del debate y el posicionamiento en este tema, y  me puse a elaborar estas líneas. Otros miembros del Observatorio encontrarán espacios para compartir, discrepar y aportar también sus opiniones.
 
Una apreciación apresurada del gobierno venezolano lo comprende como una mezcla, por una parte, de respeto por instituciones de la democracia occidental tradicional y, por otra parte, de un uso autoritario del poder parecido, digamos, al modelo cubano reciente, que se proclama en beneficio de las grandes masas populares. Es innegable que durante un tiempo, millones de personas de menores recursos han mejorado sus posibilidades de servicios básicos, salud, educación, vivienda, etcétera. De no ser así, no habrían prestado su apoyo al gobierno chavista en las urnas, tantas veces.
 
Igualmente es cierto que sectores de la burguesía venezolana se han acomodado bien en esta estructura, con fuertes lazos dentro del gobierno, y obtienen copiosos beneficios en base a maniobras corruptas. Otros sectores de la burguesía giraron hacia una derecha oposicionista feroz, que ha intentado golpes de estado militares y económicos, derrotados hasta ahora por el pueblo trabajador. Como quiera que sea, una feroz lucha de clases se desarrolla ahora en las ciudades y campos del hermano país.
 
Hay quien loa mucho a ese modelo venezolano y hay quien lo condena mucho más, y no pretendo profundizar ahora en ello. De los muchísimos aspectos y escenas que sobresalen en este complejo escenario, me interesa ahora, específicamente, concentrarme en dos y afirmar lo que mejor estimo como principios revolucionarios que se deben enarbolar con la mayor firmeza.
 
La primera es el caso del compañero Alcedo Mora y su desaparición forzosa. Mora es descrito por sus hermanos de lucha como un fiel servidor del pueblo, investigador de maniobras de contrabando, un compañero que se enfrentaba valientemente a enemigos de la revolución bolivariana, y padre de familia. Si fuerzas deleznables con poder y autoridad son capaces de dañar de este modo a los seres humanos, a las familias, en aquel país, es un deber revolucionario ineludible solidarizarse con las víctimas, con los compañeros y familiares de la víctima, exigir justicia y rechazar y combatir esas fuerzas de la corrupción y el crimen. Si aquellas fuerzas tienen vinculación con estructuras del gobierno bolivariano y a su sombra desarrollan sus criminales negocios, será imperioso que la parte más decente limpie la casa. Que si existen instituciones que conservan la mayor decencia y preocupación auténtica por servir al pueblo, respondan a la confianza y a las demandas que el pueblo deposita en ellas. El compañero presidente Nicolás Maduro, los demás líderes bolivarianos en los que queden honestidad y respeto por el legado progresista de Hugo Chávez, no pueden dar la espalda a este deber, que además involucra a un viejo compañero de luchas. Una familia sufre, ni en silencio ni sola, y comparte su dolor y orgullo con otras víctimas pasadas, presentes y futuras, pues ninguna represión podrá detener nunca la lucha de los oprimidos por un mundo mejor. Naturalmente, el trabajo solidario y tesonero de las personas que conocieron y compartieron ideales y luchas con el compañero Alcedo Mora será decisivo, en este empeño de rescatarlo, a través de la movilización de todos los recursos populares, y para este fin se reclama el apoyo de las instituciones existentes en el terreno que puedan hacer algo al respecto.
 
Por otra parte, la lucha de clases que debería librarse internamente en suelo venezolano no está ajena a la intervención de potencias extrañas. El imperialismo de siempre fomenta la contrarrevolución, porque necesita de la aniquilación de todo lo que huela a independencia, de todo lo que se aparte del guión de sumisión y entrega de las riquezas al poder hegemónico.
 
En esta situación, movidos por nuestros profundos sentimientos de solidaridad, de revolucionarios, de opuestos a toda forma de autoritarismo, de imperialismos; identificados como siempre con los ideales de libertad, hermandad, de un mundo justo para todos los seres humanos, tenemos clara la posición que debemos tomar. No tememos la aparente contradicción entre intervención y exigencias de respeto a la soberanía. Injerencia inaceptable es la que ejercen los gobiernos que representan las minorías capitalistas explotadoras, en cualquiera de sus variantes. La solidaridad entre las clases trabajadoras y personas humildes de todo el mundo, es legítima y nos enaltece.
 
Apoyamos resueltamente las demandas de justicia para la familia, los compañeros y compañeras y la causa de Alcedo Mora. Nos unimos a las demandas a la presidencia e instituciones venezolanas para que respondan al llamado que les hacen estas personas y cuanto concepto de justicia se pueda concebir. Como muestra de esto, efectuamos nuestro modesto aporte de apoyo a la divulgación de la situación referida. Acogimos en nuestras páginas el material explicativo enviado por los compañeros venezolanos, así como la carta que familiares de Alcedo Mora enviaron a la presidencia de Venezuela. Los acompañamos en su demanda, en su necesidad, en su sed de justicia. El compañero Alcedo Mora debe aparecer, reclamamos todos juntos.
 
Rechazamos resueltamente la política intervencionista de cuantos gobiernos extranjeros puedan querer influir en el escenario venezolano para acomodarlo a sus conveniencias. Como muestra de esto, varios compañeros del Observatorio comparten la firma del documento en rechazo a la última maniobra injerencista del gobierno norteamericano, consistente en la firma de un irrespetuoso, prepotente e imperialista decreto por Barack Obama. Negamos que Venezuela represente una amenaza para ningún pueblo de este mundo, todo lo contrario, la nobleza, valentía y solidaridad de los venezolanos y venezolanas contribuye siempre a iluminar las esperanzas de las personas humildes del mundo. Los políticos capitalistas de cualquier parte del mundo, que intenten torcer los rumbos de la patria de Bolívar por sus mezquinos intereses, encuentran y encontrarán siempre el repudio y el rechazo de quienes trabajamos por el socialismo, de quienes boguen por un mundo mejor y más justo.

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